Sanar, restaurar la salud, volver al centro, a casa, es un viaje y, como cualquier trayecto, es posible perderse, despistarse. De ahí la necesidad de mapas que nos indiquen cómo llegar a nuestro destino.
Este camino de conciencia agradece todas las ayudas con las que pueda contar. En mi recorrido he entendido la importancia de un acompañamiento profundo, teniendo en cuenta todos los aspectos del Ser, respetando los tiempos, las propias heridas y los matices que cada uno siente y se sabe importantes.
El lenguaje simbólico, códigos que permiten conectar sin «saber» y acceder a partes ocultas u olvidadas. Allí encontramos respuestas a preguntas no formuladas.
Filosofía arcana, ciencia, energía… conocimientos que pudieran parecer inconexos y que, poco a poco, se han incorporado orgánicamente para colaborar en mi crecimiento personal y profesional.
Reiki, Shiatsu, Medicina China, Masajes, Naturopatía, Kinesiología… técnicas terapéuticas que tienen en común una mirada holística del cuerpo, de sus necesidades, y que ayudan al cuerpo físico y energético a armonizarse y regularse.
Luz, color, geometría, frecuencias vibracionales de diferentes tipos, ya que no somos solamente aquello que perciben nuestros sentidos físicos, incorporar estos aspectos nos acerca a un estado de mayor equilibrio.
Los Registros Akáshicos han sido (y son) una vía directa para conectar con aquello más esencial y honesto de mi Ser.
Las Constelaciones Familiares son un encaje más, capital, el cual me ha permitido aflojar y soltar conceptos que parecían verdades absolutas, pero que eran aprendizajes heredados que no permitían avanzar y desplegarse.
Finalmente, el arte -dibujo, danza, pintura, escritura… lenguajes donde, de manera intuitiva, confluye todo lo aprendido y permite la capacidad de plasmar nueva información, digerir, transformar, seguir creciendo.